Quedemos sin saberlo hoy también; mañana, más tarde —para qué son nuestros días sino para trabajar más y otra vez los misterios— más enérgicamente, en buena hora de mi espíritu contemplaré, escucharé el misterio de tu sentido en el Misterio Todo.
Y ya te fuiste, con tus pobres dichas y quejas.
En toda la andanza, sólo en el perfil de los cipreses lloraste, y tanto que pediste nuestra piedad.
Y ahora por faltar tuyo un cielo sin mirada en las noches,
ahora sólo habrá astros que agitan, no tú que acompañas."
***
"Oh, sí, acompañas
con cuántas gracias saltas de copa en copa siguiéndonos entre los árboles con tus saltitos de luz a sombras.
El único mirar dulce que viene de lo alto es el tuyo
el chispear del viaje de indiferencia de las otras estrellas molesta y agita, y no nos mira.
Heridos de ellas, corremos a ti cuando apareces
y con dolor nuestro comienza la ausencia tuya.
Sí; porque pudiera que el móvil chispear de las estrellas sea dolor como hay dolor en nosotros
pero es que tú, Luna, que también sufres, miras y acompañas, eres más sabia y afortunada en la mitigación participante."
***
"¿Pero cómo, se dirá, ha de esperar el niño a conocer el sentido de la Luna para empezar a nutrirse, si en tanto morirá? ¿Pero por qué, digo yo, ha de precisar nutrirse antes de entender el uno por lo otro? La ciencia nada explica, es evidente; pero el poeta no lo dijo nunca tampoco, aún.
Y yo miraré la próxima Luna todavía sin entenderla.
Oh, Luna, que puede amarse, bien me pareces Pobrecita del Cielo."
"Oh, sí, acompañas
con cuántas gracias saltas de copa en copa siguiéndonos entre los árboles con tus saltitos de luz a sombras.
El único mirar dulce que viene de lo alto es el tuyo
el chispear del viaje de indiferencia de las otras estrellas molesta y agita, y no nos mira.
Heridos de ellas, corremos a ti cuando apareces
y con dolor nuestro comienza la ausencia tuya.
Sí; porque pudiera que el móvil chispear de las estrellas sea dolor como hay dolor en nosotros
pero es que tú, Luna, que también sufres, miras y acompañas, eres más sabia y afortunada en la mitigación participante."
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"¿Pero cómo, se dirá, ha de esperar el niño a conocer el sentido de la Luna para empezar a nutrirse, si en tanto morirá? ¿Pero por qué, digo yo, ha de precisar nutrirse antes de entender el uno por lo otro? La ciencia nada explica, es evidente; pero el poeta no lo dijo nunca tampoco, aún.
Y yo miraré la próxima Luna todavía sin entenderla.
Oh, Luna, que puede amarse, bien me pareces Pobrecita del Cielo."