En un mundo que poco a poco ha ido perdiendo la dimensión de lo sagrado, Borges cita a Swedenborg, cuando cuenta, en Borges oral, lo que sigue:
(…) siempre se ha pensado que la salvación es de carácter ético. Se entiende que si un hombre es justo, se salva. (…) Pero Swedenborg va más allá. Dice que eso no basta, que un hombre tiene que salvarse también intelectualmente. Él se imagina el cielo, sobre todo, como una serie de conversaciones teológicas entre los ángeles y si un hombre no puede seguir esas conversaciones es indigno del cielo. (…) Y luego vendrá William Blake, que agrega una tercera salvación. Dice que podemos que tenemos que salvamos también por medio del arte. Blake explica que Cristo también fue un artista, ya que no predicaba por medio de palabras sino de parábolas. Y las parábolas son, desde luego, expresiones estéticas. Es decir, que la salvación sería por la inteligencia, por la ética y por el ejercicio del arte (…)
Por estas perlitas Borges es un autor de enorme factura, que reescribe a los otros y nos hace pensar, porque no deja de alimentar el misterio que es toda vida. Y porque hace literatura con ella.