"Todo vive, todo se agita, todo se corresponde; los rayos magnéticos
emanados de mí mismo y de otros, atraviesan sin obstáculo la cadena infinita de
las cosas creadas: es una red que cubre el mundo y cuyos hilos se comunican con
los planetas y las estrellas"
Gerard de Nerval
"Cada vez que los poetas intentan reflexionar sobre sí mismos se
sienten ligados con la unidad secreta de las cosas. Por eso la tradición
ocultista se transmite entre ellos sin mediación humana. Dante, Ronsard, Scéve,
Rabelais, Milton, Cyrano de Bergerac, participan espontáneamente de la doctrina
secreta. El romanticismo de Goethe y Hugo a Novalis y Nerval muestra claras
aspiraciones místicas y una decidida inclinación hacia los temas esotéricos. La
obra de Baudelaire, Poe, Rimbaud y otros maestros del simbolismo ofrece claras
alusiones a la teoría de las correspondencias y a los principios de la gnosis.
Rilke, Nietzsche, Yeats, Claudel y Milosz invocan al dios desconocido en
profundos arrebatos místicos. El surrealismo configura, de hecho, una
maravillosa aventura mágica, y sus técnicas apuntan a la recuperación de los
poderes perdidos y de la situación primordial.
Para el poeta, como para el ocultista, lo esencial consiste en obtener un nivel de conciencia donde no rijan los opuestos y pueda experimentarse el universo enlazado por las correspondencias. Esta aprehensión permite situarse en un punto interior de perspectiva única, desde donde la gestión poética y la gestión ocultista parecen singularmente idénticas. El mundo sensible, que nos revela el ejercicio normal de los sentidos y que la ciencia se esfuerza por tornar inteligible no es más que un aspecto del mundo. Como quería Novalis, todo lo visible adhiere a lo invisible, todo lo que puede ser oído a lo que no puede serlo, todo lo sensible a lo insensible; quizá, también, todo lo que es posible pensar a lo que no puede ser pensado, a fin de que, como está escrito en La Tábula Smaragdina, "se cumpla el milagro de una sola cosa"
Para el poeta, como para el ocultista, lo esencial consiste en obtener un nivel de conciencia donde no rijan los opuestos y pueda experimentarse el universo enlazado por las correspondencias. Esta aprehensión permite situarse en un punto interior de perspectiva única, desde donde la gestión poética y la gestión ocultista parecen singularmente idénticas. El mundo sensible, que nos revela el ejercicio normal de los sentidos y que la ciencia se esfuerza por tornar inteligible no es más que un aspecto del mundo. Como quería Novalis, todo lo visible adhiere a lo invisible, todo lo que puede ser oído a lo que no puede serlo, todo lo sensible a lo insensible; quizá, también, todo lo que es posible pensar a lo que no puede ser pensado, a fin de que, como está escrito en La Tábula Smaragdina, "se cumpla el milagro de una sola cosa"